viernes, 14 de agosto de 2009

Actores metódicos y métodos actorales


Imagina que vez una película: el encuadre es maravilloso, el attrezzo es el correcto, la cinematografía es impecable, todos los elementos están orquestados brillantemente; entonces el actor dice su primera línea… y es un fiasco total. Un filme es hermoso, igual que un recién nacido, pero también igual de vulnerable. Y pocas cosas lo ponen en tanto riesgo como una mala actuación.

Desde antes de comenzar el proceso de casting, la actuación se transforma en uno de los pilares fundamentales del lenguaje cinematográfico. Una actuación verosímil, incluso en el mundo más fantástico, hace del cine algo más allá de una experiencia sensorial y lo transforma en un viaje emocional que afecta al espectador en su más profunda esencia humana.

Casting

Escoger un actor no es como hacerse con una cortina para decorar el set. Para comulgar con la mística idónea, el director y demás encargados del casting han de fusionar varias técnicas –desde tomarse un café con el actor hasta compartir con él una interpretación demandante del libreto– para aproximarse intuitivamente a lo que desean ver en la pantalla, conseguir en la película.

Y eso solo es una pequeña gota en el mar fílmico del rodaje. Un buen casting te gana una batalla, pero no la guerra. Ahora viene la verdadera comunión de artistas; en la que las palabras del guionista, la guía del director, y la interpretación del actor le darán vida a un personaje. Es aquí donde hay que emplear todos los recursos conocidos, y por conocer, para crear al otro lado de la pantalla a una persona completamente nueva que nos interese, que nos cuente algo, una persona con la que simpaticemos u odiemos a muerte.

La técnica

Sería un despropósito intentar condesar en pocos párrafos la infinidad de recursos que entran en juego, tanto de directores como actores, al momento de ensamblar el cariz emocional de una escena/interpretación.
Hay quienes fueron más despóticos, como Stanley Kubrick; y otros quienes son más paternales, como Steven Spielberg.

Hay actores de método que viven y respiran un personaje creándolo desde cero, como Daniel Day-Lewis; otros que son más empíricos como Will Smith. Existen actores camaleónicos, como Johnny Depp y otros más temáticos como Jack Nicholson. Pero en definitiva no hay una fórmula ni un método único que defina a un buen actor.

¡Incluso hay quienes creen en no usar actores en lo absoluto! Serguéi Eisenstein lo hizo con el Acorazado Potemkin y así lo han emulado muchos otros después de él, incluyendo nuestro propio Alberto Arvelo en películas como Una vida y dos mandados. Actuar es crear al igual que dirigir. El cine es una obra pintada a muchas manos en un lienzo de 35 milímetros, con los colores de la ciencia, y los pinceles del querer.

En resumen

Lo que jamás se debe olvidar, independientemente de lo que desees lograr en la escena, es ser humano con los actores. Recordar que los actores se exponen al escrutinio de decenas de personas en el set y posteriormente al escaneo público de una manera casi abrasiva. El actor es un recurso de la composición, es cierto, pero es quizás sea el recurso más importante y eso es perentorio recordarlo.

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