lunes, 27 de julio de 2009

Un pueblo maravilloso. Capítulo 6 - Mi papi y el pasillo

Lewis observa su pistola y se la lleva a la sien. El frío metálico del cañón y la tibia sangre de su herida se mezclan por un momento.

—¿Cuándo voy a despertar?

Carol mira a Lewis con sorna.

—¿Quién te ha dicho que estás soñando?

—¿Me estás jodiendo, no? —Lewis señala a los cadáveres de unas bizarras criaturas que bien podrían ser sanguijuelas gigantes.

—No sé. ¿Qué quieres que te diga? ¿Quieres escuchar qué todo es una pesadilla y vas a despertar en tu camita tibia? ¡Yo qué sé!

—¡Shhh! Ahí viene otro.
Lewis levanta el arma y apunta. Su visión es borrosa, la oscuridad no lo ayuda.
El primer disparo revienta en los tímpanos de ambos. El eco parece surgir de sus pechos. El casquillo vacío tintinea en el suelo.

La figura sigue caminando. Lewis ha errado el tiro.

—Lewis…

—Lo voy a matar, con el siguiente disparo lo… ¡Carol, quítate!

Ya no puede disparar. Con el pecho temblando para contener el llanto, Carol camina delante de él. Camina hacia la criatura.

-¿Papi?… —murmura Carol estirando la mano hacia el sonido inhumano de miles de lenguas chasqueando dentro de una enorme boca.

—¿Qué te pasa? ¡Está casi encima de nosotros!

Como absorviendo la poca luz que queda en el estrecho pasillo, la humanoide aberración hecha de un blancuzco tejido acuoso, y tiras de piel colgante acorta distancia entre ellos lentamente.
—¿Papi? —pregunta Carol de nuevo.

sábado, 25 de julio de 2009

Un pueblo maravilloso. Capítulo 5 - La niña y su perrito


Un distante gruñido eriza los vellos en la nuca de Antón. Sin saber porqué, recuerda la vez que frotaron un globo en su cabeza para generar estática. Sí. Es exactamente la misma energía extraña, sólo que esta vez envuelve todo su cuerpo.

—Ven vamos. Tiene que ser Tobby, mi perro. Vamos a jugar con él.

—Niña, no te vayas.

Trastabillando hasta ponerse de pie, Antón se desplaza moviendo sus brazos igual que lo haría un ciego que ha perdido su bastón. La cortina color ceniza apenas y lo deja ver sus pies. La niña no está por ninguna parte. Solo queda él y la suave nieve cayendo, no hay nadie más. Nada humano al menos.

El gruñido es más fuerte. Esta vez proviene detrás de él.

—¡Dios Santo! —dice Antón al girarse.

Frente a él, hay algo que podría ser un enorme perro; si los perros en lugar de pelaje tuviesen la piel volteada de adentro hacia afuera. El animal, un amasijo de músculos sanguinolentos, se mueve agazapado. Sus patas dejan pequeñas marcas de rojas en el pavimento.

Otro gruñido más, y luego… el primer ataque.

Un pueblo maravilloso. Capítulo 4 - El cereal aplastado


—Hola.

Antón abre los ojos con dificultad. Siente como si hubiesen drenado su cerebro, licuado sus pensamientos.

—Hola —repite la voz.

Al buscar equilibrio para ponerse en pie, Antón siente que el suelo es de hule. ¿Qué demonios hace en el medio de la calle? ¿Qué demonios pasa con toda esa neblina a su alrededor?

—¿No es incómodo dormir en el suelo?

Antón levanta la mirada. Sentada sobre la maletera de un carro está una niña. Su cabello es amarillo tostado. No aparenta más de 10 años.

—Es incomodísimo en realidad —responde Antón al tronar su cuello.

—Ouch, suena como si aplastaras cereal con la mano.

—Sí —admite Antón—. ¿Dónde estamos?

—¿Qué no lo sabes? —pregunta la niña.

—Es difícil ver con toda esta neblina.

—¿Ah? —la niña se dispone a decir algo más, pero aguza el oído en el último momento. Algo llama su atención—. ¿Oíste eso?

viernes, 24 de julio de 2009

Un pueblo maravilloso. Capítulo 3 - Al otro lado del reflejo

Para cuando abre la puerta del cuarto de baño, Marcos descubre que adentro no hay más que el silencio de su reflejo en el espejo. Se sonríe. Se siente viejo. 55 años no son fáciles de cargar.

«No hay nada que ver», o eso cree. Antes de salir, nota otra cosa con el rabillo del ojo. El baño limpio con baldosas adosadas en orden perfecto, no se ve igual al otro lado del espejo.

Marcos voltea para darle otro vistazo. Todo está bien. Se alivia al ver que el reflejo está en perfecto orden. «¡Menuda estupidez!» Sacude su cabeza. Mejor debería irse a darle de comer a su gato.

Pero aún no sabe que no podrá ir a casa ni esa noche ni ninguna otra.

Algo está mal. Su mano se detiene antes de tocar la perilla corroída. La puerta frente a él es metálica, no de madera. Todo a su alrededor es decadente, opresivo. Lo que antes era azul, ahora es de un rojo óxido. Sobre él, aspas industriales giran pesadamente tras unas rejas.

Marcos mira con detenimiento el reflejo una vez más. De alguna forma el baño al que entró está al otro lado del espejo. ¿O fue él quien cruzó al otro lado sin darse cuenta?

Su corazón martillea su pecho mientra él golpetea el espejo. Nada pasa. Está atrapado. No puede salir de la misma forma que entró. De alguna forma ya no está en su mundo. Y muy en el fondo sabe que no está alucinando.

Sólo le queda una opción: alistar su arma y cruzar el umbral de la puerta.

Un pueblo maravilloso. Capítulo 2 - Escena del crimen


Marcos levanta la cinta plástica amarilla que dice escena del crimen, y enciende su linterna.

La habitación está fría. Un aroma a putrefacción y vino flota en el aire.

Apenas iluminada por la luna, la sala (del asesinato múltiple por envenenamiento) resulta casi como una pintura onírica.
La luz amarillenta de la linterna recorre la mesa y las siluetas blancas dibujadas donde habían estado los cadáveres.

«¿Quién demonios puede estar tan loco como para matar a toda su familia?» Un contorno humano dibujado más pequeño que los demás le provoca escalofríos. «Eso es en las películas no más. En el mundo real los niños también mueren».

Marcos siente como si un dedo frío le acariciara la espalda.

Sin pensárselo desenfunda su Colt. Camina con sigilo. Sus zapatos mocasines casi ni suenan en la gris alfombra.

Un sonido agudo crece en sus oídos. Se le antoja como la estática de un radio o un televisor. El silbido lo conduce hasta el cuarto de baño.

jueves, 23 de julio de 2009

Un pueblo maravilloso. Capítulo 1 - El Brindis


El hombre alza la copa.

—Hay un lugar al otro lado de mi ventana; más allá de las montañas. Un lugar vestido en la neblina de la oscuridad, un lugar que está intentando llegar hasta mí. No sé cómo se llama, pero me está llamando. Me seduce hablándome con la voz del viento, esparciendo locura con cada soplido.

»Sé que este no es el típico brindis para una cena elegante como esta. Sé que ustedes guardan silencio porque no comprenden el placer de lo bizarro.

El hombre suspira. Hace una pausa.

—Una vez me dijiste, mi querida: “la verdad y las mentiras están entrelazadas en dolor”. Pues yo estoy seguro de que en ese lugar estaré libre de todo sufimiento, excepto por el que conduce a la pureza.

Sonriendo, se levanta.

—Levantemos nuestras copas por…

—Silent Hill —completa una voz sedosa, sexy. La mujer recién entra al comedor poco iluminado para encontrarse con una mesa rodeada de cadáveres—. Linda fiesta.

—Están un poco callados —admite el hombre al ver los ojos lechosos de su esposa.

—No importa —dice la mujer—. ¿Estás listo?

Reseña: Harry Potter y el príncipe mestizo.

Las masas pueden equivocarse. Es bien sabido que la democracia cinematográfica es un sistema imperfecto; pero de vez en cuando 397 millones de dólares sumados (en menos de una semana) sí pueden ser sinónimo de calidad fílmica. Este es el caso de la sexta entrega de Harry Potter, titulada para Hispanoamérica como: El Misterio del Príncipe.



Lo bueno…
Sin atisbo de duda la mejor de la saga hasta la fecha. Irónicamente, el largometraje logra ser maduro, divertido, oscuro y emotivo al mismo tiempo. Cosa que se logra en gran medida por el bien acompasado guión de Steve Kloves, y el sólido trabajo actoral de un elenco que trasciende la pantalla para transformar el filme en una experiencia emocionalmente gratificante.

El director David Yates orquesta con fluidez y maestría visual los 153 minutos de duración del filme, apoyándose en la espléndida cinematografía de Bruno Delbonnel y en una dirección de arte que dejará boquiabierto a más de uno. El príncipe mestizo es técnicamente impecable, y uno de esos filmes que se benefician con las segundas y terceras visitas a las salas de cine.

Lo malo…
No hay tal misterio del príncipe. A pesar de lo que se pueda intuir por el título, y lo que los fanáticos hubiesen esperado ver en la adaptación; en el filme no se investiga gran cosa acerca del príncipe mestizo. La película, quizás excesiva en besuqueos y romances adolescentes, pierde un poco de fuerza justo cuando más la necesita: la develación del misterio del príncipe.

Los personajes secundarios que hemos aprendido a amar a lo largo de los años, y que tanto protagonismo tuvieron en La Orden del Fénix, aquí se encuentran diluidos, casi mimetizados en los hermosos decorados preparados por Stephanie McMillan.

La química entre Harry-Ginny y Ron-Hermione se siente un tanto forzada. Deben mostrarte que se quieren, pero en ningún momento lo sientes. Caso contrario al binomio Harry-Hermione, quienes cada vez que aparecen juntos encienden la pantalla.

Lo cierto...
Harry Potter y el misterio del príncipe es un filme que no puedes dejar de ver. Y aunque apenas estamos en Julio, me atrevería a decir que tenemos en la gran pantalla uno de los mejores largometrajes de todo el año.

La puntuación...
8/10