sábado, 25 de julio de 2009

Un pueblo maravilloso. Capítulo 4 - El cereal aplastado


—Hola.

Antón abre los ojos con dificultad. Siente como si hubiesen drenado su cerebro, licuado sus pensamientos.

—Hola —repite la voz.

Al buscar equilibrio para ponerse en pie, Antón siente que el suelo es de hule. ¿Qué demonios hace en el medio de la calle? ¿Qué demonios pasa con toda esa neblina a su alrededor?

—¿No es incómodo dormir en el suelo?

Antón levanta la mirada. Sentada sobre la maletera de un carro está una niña. Su cabello es amarillo tostado. No aparenta más de 10 años.

—Es incomodísimo en realidad —responde Antón al tronar su cuello.

—Ouch, suena como si aplastaras cereal con la mano.

—Sí —admite Antón—. ¿Dónde estamos?

—¿Qué no lo sabes? —pregunta la niña.

—Es difícil ver con toda esta neblina.

—¿Ah? —la niña se dispone a decir algo más, pero aguza el oído en el último momento. Algo llama su atención—. ¿Oíste eso?

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