
Desde hace ya un buen tiempo todos anhelamos este juego, y tras una larga espera, sólo podemos rezarle a __________ (coloque nombre de su deidad favorita) para que el juego cubra cabalmente todas las expectativas, ya que son enormes.
Esto no sólo se debe a los constantes retrasos, o las infames modificaciones que ha sufrido el gameplay –para los que no lo saben fue rediseñado casi desde cero–; sino que además FFXIII se enfrenta ahora con monstruos de las plataformas de nueva generación.
Tras los altos estándares establecidos por joyas como Metal Gear Solid 4, Uncharted 2 y el mismo Valkyria Chronicles; FFXIII ahora tiene unos zapatos muy grandes que llenar. Y ¡vaya presión que han de estar enfrentando! Aunado a la carga de superar a sus emblemáticos predecesores, y de recuperarse tras el lamentable FFXII, el sortario número 13 está en la obligación de transformarse todo un ícono, o ser destruido por la crítica.
Yo por ahora tengo algo de fe, pero también mis reservas. Que algo se retrase tanto nunca es buen indicio. Esperemos que al menos Final Fantasy XIII sea una experiencia disfrutable para la nueva generación de consolas, y no se hunda en el mar de secuelas desechables e insípidas –tal como lo hicieron Silent Hill 5 y a Resident Evil 5–.
Crucemos los dedos -y comámonos las uñas- en la espera de otro juegazo.